8 de diciembre de 2015

NEUROGENÉTICA EN EL PERÚ, EJEMPLO DE INVESTIGACIÓN TRASLACIONAL


Escribe: Gustavo Silva Paredes, Md

Amigos lectores comparto con ustedes esta reciente publicación en la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública, "NEUROGENÉTICA EN EL PERÚ, EJEMPLO DE INVESTIGACIÓN TRASLACIONAL".

Pueden acceder al artículo completo en el siguiente Link:


RESUMEN
La neurogenética es una disciplina emergente en el Perú que vincula la investigación básica con la práctica clínica. El Centro de Investigación Básica en Neurogenética, es el único centro en el Perú dedicado a la atención especializada de enfermedades neurogenéticas. La investigación en esta área está estrechamente ligada a la enfermedad de Huntington, desde la genotipificación del gen HTT por PCR, hasta los actuales estudios de haplogrupos en esta enfermedad. La investigación en otras enfermedades monogénicas permitió la implementación de metodologías alternativas para la genotipificación del síndrome X frágil y distrofia miotónica tipo 1. Esfuerzos colaborativos nacionales e internacionales han permitido conocer nuevas variantes genéticas en enfermedades complejas, como la enfermedad de Parkinson y Alzheimer. El entrenamiento multidisciplinario y la mentoría fomentan la formación de nuevos especialistas en neurogenética, permitiendo el crecimiento sostenido de esta disciplina en el país. El impulso de la investigación en el Perú ha impulsado el crecimiento de la investigación en neurogenética; sin embargo, las limitaciones en infraestructura, tecnología y capacitación aún son un reto para el crecimiento de investigación en esta disciplina.
        Palabras clave: Investigación traslacional; Neurología; Genética (fuente: DeCS BIREME).




Fuente de la Imagen: Captura de pantalla, Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública

19 de septiembre de 2015

El estudio de las enfermedades crónicas en el Perú. Jaime Miranda - TEDxTukuy




Escribe: Gustavo Silva Paredes, Md

Estimados amigos comparto con ustedes es interesante e importante vídeo, donde Jaime Miranda nos cuenta el porqué hace epidemiología en el Perú conjuntamente con todo un equipo que lo acompaña. En su cuento hay cuatro actores,  te invito a ver que hace cada uno de ellos:
  1. Detective
  2. Futurológo
  3. Pragmático
  4. Ingeniero





 Video


1 de junio de 2015

NEUROGENETICS IN PERU: CLINICAL, SCIENTIFIC AND ETHICAL PERSPECTIVES.

Escribe: Gustavo Silva Paredes, Md

Amigos lectores comparto con ustedes esta reciente publicación en la Revista Journal of Community Genetics, NEUROGENETICS IN PERU: CLINICAL, SCIENTIFIC AND ETHICAL PERSPECTIVES.
Pueden acceder al artículo en el siguiente Link:
NEUROGENETICS IN PERU: CLINICAL, SCIENTIFIC AND ETHICAL PERSPECTIVES.
Si están interesados en Neurogenética los invito a visitar la página del Centro de Investigación Básica en Neurogenética del Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas del Perú.

1 de mayo de 2015

¿Qué recordaremos antes de olvidar?

Fuente: ¿Qué recordaremos antes de olvidar? El País

Chris Graham tiene 39 años y padece alzhéimer. Exmilitar, casado, con tres hijos, heredó la mutación genética que causa un tipo raro de demencia, conocido como "alzhéimer familiar". Su padre murió de la enfermedad a los 42 años. Su hermano, Tony, tiene 43 años, está internado en una institución y ya no consigue hablar ni alimentarse por sí mismo. Otros familiares ya murieron, todos alrededor de los 40 años. A Chris, que ya empieza a tener pequeños fallos de memoria, lo dieron de baja del ejército en enero, tras 23 años de servicio. En seguida fue noticia en la prensa británica, con repercusión internacional: anunció que partiría este mes de abril a una aventura en bicicleta de 26.000 kilómetros, por la costa de Canadá y Estados Unidos, en un intento de cambiar la percepción que el mundo tiene del alzhéimer. En la campaña “Dementia Adventure – The Long Cycle Around”, él recauda dinero para la investigación de una cura para la enfermedad que puede beneficiar a las generaciones futuras, lo que puede incluir a sus propios hijos. Al explicar por qué decidió afrontar lo que él llama "el viaje de mi vida", cuya duración prevista es de un año, Chris bromea: "No dejaré que algo pequeño, como la demencia, se interponga en mi camino".
En sus propias palabras, Chris Graham lleva consigo en su empresa "una bicicleta, sentido del humor y la buena y vieja determinación británica". En la lógica de la "guerra contra la enfermedad", explica: "Para mí, es sencillo: es necesario atacar directamente al enemigo, por eso quiero ayudar a apoyar las investigaciones". Incluso el primer ministro, David Cameron, elogió su "garra y determinación fuera de lo común". Chris Graham se convirtió, en más de una declaración y reportaje, en una "inspiración". Entre sus donantes, la palabra "épico" aparece como adjetivo para el desafío. Entre las decenas de definiciones, destaca una: "héroe".
En este punto es donde el surgimiento de Chris Graham y su osada aventura me inquietan. El alzhéimer, una enfermedad que hasta entonces se mostraba irreductible a héroes, parece contar ahora con uno. ¿Pero cuál es el viaje más profundo de Chris, mucho más allá del kilometraje en una bicicleta por la costa de dos países en otro continente? ¿Y qué dice acerca de esta época?
En general, el alzhéimer, que causa cerca de un 70% de los casos de demencia, está relacionado con el envejecimiento. La posibilidad mucho más rara de que aparezca en personas entre los 30 y los 50 años, como Chris Graham y parte de su familia, se dio a conocer a partir de la hermosa película Siempre Alice, aún en cartel en los cines, que le dio a Juliane Moore el Óscar de mejor actriz en 2015. La película se basa en el libro homónimo escrito por Lisa Genova, PhD en neurociencia por la Universidad de Harvard. En la historia, Alice Howland, una célebre profesora de lingüística, conferenciante y autora de obras de referencia en su área de investigación, descubre la enfermedad poco después de cumplir 50 años. La había heredado de su padre y, antes de que pudiese sentir rabia de aquella distante y confusa figura paterna, cuyo alcoholismo había enmascarado la demencia, descubrió que ella también se la había legado al menos a uno de sus propios hijos. Las palabras, para Alice, que vivía de ellas, se van convirtiendo rápidamente en una paleta de colores que ella ya no consigue alcanzar.
En Siempre Alice, en cierto momento hay un diálogo revelador entre la protagonista y su hija más joven, que resume de manera muy precisa lo que es la enfermedad en la percepción de quien está en el momento más brutal, aquel que se da cuenta de lo que está perdiendo apenas porque aún no lo ha perdido todo. La hija le pregunta cuál es la sensación de tener alzhéimer. Y ella responde:
"Sé que no estoy confusa ni repitiéndome en este momento; pero, minutos atrás, no conseguí acordarme de la palabra cream cheese y estaba resultándome difícil seguir la conversación entre tú y tu padre. Sé que es solo cuestión de tiempo antes de que esas cosas vuelvan a ocurrir, y el intervalo entre esos episodios se está haciendo más corto. Y las cosas que suceden se están volviendo cada vez mayores. (...) No confío en mí misma. (...) Sé lo que estoy buscando, pero mi cerebro no consigue llegar allá. Es como si decidieses que querías aquel vaso de agua, pero tu mano se negase a agarrarlo. Se lo pides con delicadeza, la amenazas, pero ella no se mueve. Por último, puede ser consigas hacer que se mueva, pero entonces ella agarra el salero, o derriba el vaso y derrama toda el agua sobre la mesa".
“Para Chris Graham, a los 39 años, la cuestión crucial del alzhéimer parece ser la de crear una memoria para que el mundo pueda recordarlo”

La tragedia del alzhéimer o de cualquier otra demencia es la desaparición de sí. Al matar a las células del cerebro, la enfermedad asesina la memoria hasta el punto de que aquel que es ya no se acuerde de quién es. Y, así, deja de ser. Poco a poco, o a veces de forma acelerada, la persona pasa a ya no reconocer a sus hijos, al hombre o a la mujer que ama o amó, la casa donde vivió, los objetos que cuentan su historia, las palabras de su alfabeto, el mapa de la geografía cotidiana. Sin memoria no somos nada más que un envoltorio de carne que no se reconoce a sí mismo. Los enfermos de alzhéimer, en fase avanzada, son vistos como aquellos que respiran pero no existen. Entre las tantas brutalidades al acecho de un cuerpo mortal, tal vez la de que ese cuerpo insista en vivir cuando hace tanto tiempo que fue deshabitado, ese cuerpo como una casa abandonada y vacía, desvestida de muebles y de recuerdos, sea la perspectiva más aterradora.
Pero, al descubrir la enfermedad a los 34 años, Chris Graham trae otros dilemas al escenario al que ha subido. En ellos, parece desvestirnos, a nosotros, como personas de esta época, en más de un sentido. Si para los ancianos que descubren que tienen alzhéimer la amenaza más grande es olvidarse de quiénes son, olvidarse de sus logros y de lo que los constituyó, para Chris la cuestión parece ser otra, al menos por lo que se puede desprender de sus entrevistas públicas. Para Chris, la cuestión, todavía, es crear una memoria. En una de las escenas de Siempre Alice, cuando ella visita una casa que alberga a personas con varios tipos de demencia, en busca de un lugar en un futuro peligrosamente cercano, la empleada señala a un anciano que da pasos vagos con un andador y dice: "Este es fulano. Formó parte del equipo que mandó el primer satélite al espacio". Para Chris, la cuestión parece ser que él aún necesita mandar su satélite al espacio antes de olvidarse de que lo hizo.
A los 34 años, si usted no tiene un talento muy por encima de la media o es especialmente afortunado, y pocos lo son, todavía estará debatiéndose para garantizar, aunque sea en lo íntimo de sí, su lugar. Es la etapa intermedia entre la eternidad de los 20, que ya quedó atrás, donde todo era posible, y el espectro de los 40 justo allá adelante, donde vendrá el balance, junto con los primeros indicios, aún suaves, de que el cuerpo ya empieza a traicionar. Con un poco de suerte y un esfuerzo mayor, aún hay tiempo para un giro, pero se realizará con las piernas menos vigorosas. Chris, que soñaba con viajar, consiguió, como militar, ingresar en el servicio de correo postal. Pero, ¿a quién le parecerá tan importante eso cuando él se haya ido?
Al saber que iba a morirse joven y, antes de morirse, se olvidaría de sí, Chris parece haberse preocupado con construir un legado. O una memoria para legar. Más importante que aquello que él no recordará parece ser la posibilidad de que no se acuerden de él de la forma como a él le gustaría que se acordasen. Más importante que no ser para sí es no ser para los otros. Y no solo los otros de cerca, sus hijos, su mujer, sus amigos, sino el mundo entero. Es así que, a los 39 años, emprende este viaje en bicicleta, que incluye un recorrido por la costa de Estados Unidos, el país del culto a los héroes por excelencia. La tierra de los winners (ganadores) y, por consiguiente, de los losers(perdedores), ya que unos no pueden existir sin los otros.
La bicicleta tiene la marca del mundo sostenible y también la marca de la salud y de la potencia, ya que es necesario estar en excelente forma física para aguantar el kilometraje. Es lo contrario de la debilidad y del deterioro físico, dos pasos claudicantes de un cuerpo con dificultades para sostenerse, que señalan tanto la enfermedad como la vejez, dos marcas que pertenecen al alzhéimer, como se veía hasta entonces. Complete o no suviaje, en la campaña de difusión y recaudación de su aventura, Chris se ha convertido ya en una "inspiración". Ya se ha convertido incluso en un ejemplo del brío del hombre británico en su disposición de conquistar el Nuevo Mundo, hasta el punto de que el primer ministro elogiase su determinación. Incluso antes de la partida, Chris Graham ya había cumplido una buena parte de su jornada de héroe.
El alzhéimer parecía irreductible a las ilusiones de potencia que la modernidad nos ha dado
Es, al mismo tiempo, punzante y trágico el viaje más profundo de Chris Graham, su vuelta no medida en kilómetros. Inventar una vida es la tarea más fascinante de un humano, exactamente por lo tanto de improbable y de absurdo que contiene. Es, como sabemos, nuestra primera ficción. Y la emprendemos desnudos y con tan poco. Parece que Chris se arrancó del olvido antes del olvido, del lugar de víctima de una enfermedad terrible y, en su caso, demasiado pronto, y le dio un giro al destino. Un giro que solo puede consumarse en la narrativa y en el legado para el otro, ya que, al final de la jornada, el propio Chris se olvidará de todo eso antes de morir trágicamente temprano.
Jamás subestimo los sentidos creados por otro para su vida. Más aún en un momento tan límite. Chris Graham intenta algo admirable con lo poco que tiene. Y su empresa produce no solo información, sino reflexión sobre la enfermedad, lo que siempre ayuda a reducir los prejuicios y la ignorancia. Pero, como Chris se aventura en público, hacia fuera, bajo las luces de los focos, creo que es importante pensar también en los ecos públicos de su elección y en lo que ella dice sobre este mundo como parte de la reflexión posible sobre el acontecimiento producido por él.
El alzhéimer parecía ser una enfermedad irreductible a las ilusiones de potencia que la modernidad nos ha dado. No había cómo arrancar heroísmo de allí, pues no había manera de hacer un héroe de una persona olvidada de todo lo que hizo o fue, olvidada incluso de la propia enfermedad. Si había un héroe, el alzhéimer marcaba precisamente su caída y la ruina de su mundo. El alzhéimer se ha mostrado más irreductible a la potencia incluso que la "locura" (comillas bien elegidas), ya que en algunos momentos hubo genios locos en las artes y en la literatura, y hubo aquellos arrancados del anonimato de los manicomios por la trascendencia de su obra allá descubierta.
La enfermedad del olvido se utilizó en este caso, en fascinante paradoja, para producir una memoria heroica
Para el alzhéimer parecía no haber esa salida. La enfermedad del olvido suele ser el recuerdo perturbador de la vejez y de la muerte, todo lo que esta época odia y teme más que cualquier otra. Las personas con alzhéimer u otro tipo de demencia en etapa avanzada son reducidas a vagar por los pasillos de instituciones como los muertos vivientes de la serie postapocalíptica Walking dead. O a dejarse olvidar en una silla o en una cama, los ojos vacíos, la cabeza caída hacia un lado. Son esas las imágenes que llegan hasta nosotros. El alzhéimer nos recuerda que al final, con o sin demencia, la vejez y la muerte son nuestra certeza insuperable ya al nacer y que ninguna ciencia ha sido capaz de salvarnos de ella. De cierto modo, las cirugías estéticas enmascaran la pérdida de la juventud más de lo que la retardan. Y la longevidad es, al mismo tiempo, una bendición y una maldición, ya que también es necesario convivir más tiempo con el declive, así comocon el mundo de la gente que se muere antes de nosotros, una condena a un crepúsculo en cámara lenta.
Chris Graham tal vez sea el primer intento, o al menos el que más ha repercutido, de construir un héroe en el alzhéimer. Un héroe joven y aún potente,capaz de una gran aventura forzando sus músculos a pedalear una bicicleta en otro continente. La enfermedad del olvido se usa, en fascinante paradoja, para producir una memoria heroica.
Hasta entonces, los héroes de la guerra contra las enfermedades que siguen matándonos, concreta o simbólicamente, eran portadores de otraspatologías, como el cáncer. Podemos acordarnos, entre innúmeros ejemplos, de Randy Pausch, el profesor americano con cáncer de páncreas que escribió La última lección. Para él, morir parecía ser un fracaso. Luchar contra el tumor y no vencerlo podría colocarlo en un lugar inaceptable para la sociedad estadounidense y para sí mismo, al transformarlo, aunque de forma involuntaria, en un perdedor. Pausch superó ese atolladero al transformar el fin de su vida en un ejemplo de éxito. No pudo vencer el cáncer, que lo mató en 2008. Pero, en aquello que era esencial para él y para la sociedad a la que pertenecía, ganó. Consiguió hacer de su morir un best sellerinternacional. Les dejó a sus hijos el legado de un luchador. Él, que hasta entonces era apenas un profesor universitario de éxito, alcanzó la fama y el mundo al escribir un libro considerado como "inspirador". Un libro de alguien que se negaba a desistir de luchar contra la enfermedad.
En Siempre Alice, en un determinado momento, la protagonista lamenta no tener cáncer en vez de alzhéimer, lo que le garantizaría una imagen positiva en la sociedad. Dice algo más o menos así: "Podría andar por ahí con cintas de colores en el brazo y recaudar fondos para campañas de laenfermedad". En cambio, le quedó la vergüenza de no acordarse de las clases que tenía que dar, de dónde estaba cuando hacía su entrenamiento de atletismo habitual, de los nombres de sus colegas, de la receta de pudín de pan de Navidad, del sabor del helado que era el mismo que pedía desde hacía décadas en la heladería. Poco después ya no encontraría el baño de su propia casa y dejaría de reconocer a los más cercanos, lo que generaría primero pena, después incomodidad y, por fin, fuga. En vez de admiración, ella ahora producía vergüenza en el universo en el que se había acostumbrado a brillar. El alzhéimer la convertía en alguien que no conseguía seguir conversaciones y, por fin, la transformó en un bibelot de carne incómodo en la vida de los que amaba, su olvido un recuerdo terrible de un futuro que nadie quiere. En la ficción de Alice aún no existía la realidad de un Chris Graham, provocando aplausos y mostrando potencia en el acto que precede al fin.
Como le dijo a la prensa Hilary Evans, de la Alzheimer’s Research UK, la organización para la que Chris Graham recauda fondos, "es urgente conseguir más inversión en investigación, ya que por cada científico que trabaja en el campo de las demencias hay seis o siete involucrados en la investigación del cáncer". Tal vez algunos piensen, con bastante sentido lógico, que lo que faltaba para aumentar la inversión en la búsqueda de una cura para el alzhéimer era juventud y una historia inspiradora, ya que los ancianos olvidados en cuerpos deteriorados son algo que la población prefiere olvidar. Para ese giro de imagen Chris Graham parece haber sido un sorprendente candidato.
Tengo una desconfianza aguda de la cultura de los héroes de guerra, más aún cuando conlleva enfermedad y muerte
Cada uno arranca sentido de la forma que puede y, como ya dije antes, pero no cuesta repetirlo, es necesario mantener un profundo respeto por los significados que el otro consiguió crear ante la brutalidad de la enfermedad y la muerte. La vida nada más es que la creación y la recreación de los sentidos. Mi problema con la imposición de "luchar" contra la enfermedad, y de algún modo, "vencer" a la muerte, es precisamente su valoración como la mejor manera de afrontar la enfermedad y la muerte. O, peor aún, como la única forma digna. Tengo una desconfianza aguda de la cultura de los héroes, en general, más aún cuando conlleva enfermedad y muerte. Del mismo modo que abomino de la cultura de los winners ylosers, que contamina cada vez más a Occidente y ya ha infectado a la sociedad brasileña.
Nadie vence a la muerte. Y nadie puede permanecer joven para siempre. Me parece que la narrativa de la guerra personal contra enfermedades que matan a pesar de toda la tecnología existente es un tanto dudosa. Tan digna como la elección de Chris Graham y de Randy Pausch es la elección de todos los antihéroes que escogen utilizar el tiempo que les queda cerca de aquellos a quienes aman, en casa, sin alarde, o meterse en algún rincón que les guste mientras sea posible, sin convertirse en noticia. Así como hay dignidad en aislarse o en elegir no hacer ningún tratamiento. Y creo que hay dignidad también en preferir quitarse la propia vida antes de que la enfermedad lo haga. De la vida solo sabe quien la vive. Del final de la vida también.
Digo esto porque fui testigo varias veces, realmente muchas, de la opresiva imposición a quien tiene una enfermedad que le llevará a la muerte. Tanto por parte de los médicos y otros profesionales de la salud, como por parte de los familiares, que no soportan la idea de perder a aquella persona ni el aviso de que la muerte del otro siempre es sobre su propio fin. Como si no bastase tener una enfermedad que provoca dolor y declive físico, u olvido y fragilidad, aún se le impone a aquel que enferma el imperativo de "luchar", incluso cuando la lucha ya no es posible. Hay tanto coraje en luchar como en aceptar que no es posible luchar y preferir pasar el tiempo que queda sin grandes epopeyas mediáticas ni intervenciones quirúrgicas o tratamientos con medicamentos pesados que apenas roban la calidad de la vida que aún es vida. No creo que haya una gran ventaja para el muerto cuando lo elogian en el velorio, diciendo: "Fue un luchador. Luchó hasta el final". Como si eso le diese valor, o incluso amenizase la "traición" de haber fracasado y muerto, lo que dejó a todos los demás solos y aterrorizados. Pero incluso el personaje de Alice, al hacer su último discurso, no en la universidad, sino en un evento de alzhéimer, sucumbió a la tentación al decir: "No estoy sufriendo (¿¿¿¡¡¡¡¡???!!!!!). Estoy luchando". Los "¿¿¿¡¡¡¡¡???!!!!!" son una intromisión mía.
El regreso de Henry al mundo, al escuchar la canción de su vida, mostró que estaba vivo por dentro
Acerca del alzhéimer, ya no inmune a la narrativa de los héroes de guerra, recomiendo con mucha, pero realmente mucha vehemencia,un premiado documental llamadoAlive Inside: a Story of Music and Memory , que se puede traducir como "Vivo por dentro: una historia de música y memoria". En algunos países está disponible en Netflix, con subtítulos. Pero también puede comprarse en el propio sitio web.Es la trayectoria real del estadounidense Dan Cohen, un asistente social que trabajó con ordenadores la mayor parte de su vida, por instituciones que albergaban a personas con alzhéimer y demencias variadas, instituciones donde los cuerpos están sometidos a la cultura de la medicalización. Dan le pidió al director de la película, Michael Rossato-Bennett, que grabase su experiencia durante un día; pero Michael se quedó tan encantado con lo que presenció que se quedó tres años grabando. Dan, un hombre un poco encorvado, medio calvo, un par de gafas comunes, ropa casi anticuada, comenzando él mismo a envejecer, tiene una obsesión: poner auriculares en las orejas de gente olvidada de sí misma. A continuación, enciende la música que a la persona más le gustaba o, cuando no consigue descubrir cuál es por las conversaciones con familiares, prueba con música de la época de la juventud de esa persona.
Dan, alguien a quien no notaríamos al pasar por la calle, es, él mismo, emocionante. Pero lo que sucede cuando él pone los auriculares en las orejas de gente que parecía muerta viviente, zombizando por una de esas casas de ancianos, es totalmente abrumador. Descubrimos entonces que aquellas personas están "vivas por dentro". Henry es una de esas personas. Cabeza caída hacia un lado, ojos vacíos, no reconoce ni a su propia hija. Henry solo respira. Y entonces Henry lo pone a escuchar la canción de su vida. Y lo que presenciamos es a alguien resucitando, uno de aquellos milagros hechos por gente.
Henry levanta la cabeza, abre los ojos desmesuradamente. Henry canta, Henry baila con los pies, Henry baila con las manos. Henry recuerda. ¿Qué recuerda? La época más feliz. Que, como de costumbre, no es ningún momento apoteósico, nada que se convierta en noticia, apenas la época en la que él, aún niño, hacía entregas en bicicleta para una tienda de ultramarinos. Henry estaba vivo, nosotros éramos quienes no lo sabíamos. Y, cuando revive, a su alrededor todos reviven también, una anciana observa con ojos de rocío y sabemos lo que ella está sintiendo, porque también lo sentimos. El regreso de Henry al mundo de los vivos, en un vídeo de algunos minutos, fue publicado en internet antes de que se finalizase el documental y se convirtió en un fenómeno viral, con millones de visitas. No pongo el enlace aquí porque creo que Henry es aún más hermoso en el contexto del documental.
El neurólogo y escritor Oliver Sacks, que a principios de este añocontó cómo decidió vivir su morir en una carta bellísima, aparece algunas veces en el documental para explicar la acción de la música sobre el cerebro humano. Hay también otros "especialistas", la parte menos interesante y un poco excesiva de la película, pero justificada por la necesidad de legitimar una propuesta tan heterodoxa y mucho más barata que el dopaje colectivo que suele hacerse en esas instituciones. Oliver Sacks es siempre fascinante, como cuando explica por qué la música se convierte en un puente entre el mundo de dentro y el de fuera: "La música es inseparable de la emoción. Por lo tanto, no es apenas un estímulo fisiológico. Si funciona, llamará a la persona entera, las diversas partes del cerebro, la memoria y las emociones. (...) El filósofo Kant dijo que la música era un arte vivificante. Y a Henry lo vivificaron. Volvió a la vida".
La música vivificó a Henry y a varios otros. Lo que Schubert hizo por Denise y los Beatles por Marylou es increíble. Entre todos, el que más me toca es Johnny, el hombre sin una oreja. Ah... Johnny. Lo que él descubrió de sí y, al mirar a su alrededor por primera vez después de tanto tiempo, descubrió de los otros, a los que llamó "mi pandilla", es hermoso. Johnny es hermoso. Pero no voy a contar más, porque estropearía la experiencia que cada uno tendrá si quiere.
Johnny y todos los antihéroes cuya gran hazaña, la gigantesca travesía, es despertar por la música y recordar su extraordinaria vida común, nos recuerdan que tenemos que despertarnos. Y nos traen la eterna cuestión de la muerte, tan inevitable como el morir: ¿qué recordaremos antes de olvidar? O, dicho de otro modo: ¿qué es realmente importante en nuestras vidas? ¿Ahora, mientras las vivimos?
¿Qué recordará Chris Graham, al final trágicamente humano que le espera, después de su jornada de héroe, al escuchar la canción de su vida?
La enfermedad y la muerte pueden asustar. Y asustan. Pero también les recuerdan a los vivos que no se deben olvidar de vivir.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficción Coluna Prestes – o avesso da lenda, A vida que ninguém vê, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos y de la novela Uma duas. Sitio web:desacontecimentos.com. Email:elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum

28 de febrero de 2015

Ciudadanía exige Televisión de Calidad por sus Efectos en la Salud Física y Mental

Escribe: Gustavo Silva Paredes, MD
Uno de los múltiples problemas que tiene el Perú por resolver y estudiar, es la "Calidad de los Programas de Televisión", por su efecto en la Salud y en el Desarrollo  Psicológico de los niños y adolescentes que dedican más tiempo a ver televisión que a desarrollar sus tareas y estudiar. 
Luego nos preguntamos:  porque el Perú es último en el Examen Pisa?, porque los niños y adolescentes asisten a fiestas en las que se exponen a múltiples riesgos que pueden trascender sus vidas?... Todo ello reconociendo que en una sociedad ideal la educación depende de casa, pero en el Perú, la televisión es un factor que influye/determina la sociedad en que vivimos.
Comparto con ustedes la carta que escribí al Director del Diario la República y que se publicó hoy 28 de febrero de 2015, donde se exponen algunas razones por las cuales la ciudadanía exige una televisión de calidad.
Señor Director:
Exigimos una televisión de calidad para los niños y adolescentes. Del estudio cuantitativo sobre consumo televisivo y radial en niños, niñas y adolescentes realizado por el Ministerio de Transporte y Comunicaciones en el año 2014, se desprende la importancia de la televisión en la vida de los niños y adolescentes.  
A) El 99.9% de los hogares en el Perú tiene un televisor.
B) El 86.8% ve televisión todos los días y el 12.8% algunos días de la semana.
C) Ver televisión es la principal actividad durante la semana en el 99.3% y le dedican en promedio dos horas y 25 minutos, 35 minutos más que a estudiar y hacer tareas.
D) El 84.3% elige el canal que ve y el 11.4% se somete a la elección de los padres. Si tenemos en cuenta la bibliografía que aborda los efectos de la televisión en los niños y adolescentes, veremos que hay varias consecuencias que se deben considerar: 
1) Los adolescentes, en periodo de profundos cambios en la personalidad que marcan el desarrollo hacia la adultez, consideran a la televisión, como la fuente de información, más importante que los profesores e inclusive los mismos padres.
2) La cantidad de horas que los niños pasan viendo la televisión tiene una relación directa con su peso y la obesidad infantil.
3) Los niños y adolescentes aprenden mientras presencian los espectáculos y les cuesta diferenciar la realidad de la fantasía. La televisión afecta los valores y modelos de conducta en proporción al tiempo que se le dedica. Se entiende entonces el genuino interés de la ciudadanía por exigir una televisión de calidad.
Gustavo Silva Paredes
DNI 29723114



2 de febrero de 2015

Conferencia del Dr. Juan Gérvas en Bibliosalud 2014.

Escribe: Gustavo Silva Paredes, MD

En esta oportunidad comparto la conferencia del Dr. Juan Gérvas en Bibliosalud 2014, dejo unas pincelas y mientras disfruten de la conferencia comprenderán el porqué de cada una de ellas.

  • Sesión única, no se repetirá jamás…
  • Cada minuto una joya…
  • Encuentro directo…
  • Cuando nací caí en una olla de anfetamina…
  • Mensaje: Credibilidad…
  • De la periferia vienen los cambios de paradigma…
  • Necesitamos a los que discrepan, sin ellos la ciencia no avanza…
  • Colegios invisibles…
  • Retrotraer artículos del BMJ…
  • Doctor Colesterol
  • De qué sirve ser médico si ya hay internet…
  • Prescrire
  • En los ensayos clínicos se ocultan los muertos…
  • Tamiflú… 150 mil páginas….
  • No se puede reproducir el 75% de los experimentos publicados en las mejores revistas del mundo…
  • Tenemos verdades que se acercan a la verdad…




17 de enero de 2015

Doce avances que frenan la muerte


La mortalidad infantil se ha reducido considerablemente. En 1990, más de 12 millones de niños en los países en desarrollo murieron antes de cumplir cinco años. En 2012, la cifra había disminuido casi a la mitad: a 6,6 millones, según datos del Banco Mundial. Lo que sigue son 12 de los avances que han mejorado las posibilidades de supervivencia. Algunos se han consolidado en la última década, otros representan el presente y el futuro.

1. Incubadoras para todos

                                   Incubadora MOM de bajo coste. / JAMESDYSONAWARD.ORG



Al nacer, los bebés empiezan a enfrentarse al mundo. Y para algunos llega la primera batalla. Los prematuros necesitan ayuda para adaptarse al nuevo medio y la tecnología médica es su aliada. Algo tan común en los países desarrollados como las incubadoras todavía son difíciles de encontrar en buena parte del planeta. El recién licenciado en la universidad de Loughborough (Reino Unido) James Robert se encontraba un día frente a su televisor y se topó con un documental de la BBC sobre la alta mortalidad infantil en los campos de refugiados sirios. Así lo cuenta él para describir el germen de su creación: una incubadora portátil y considerablemente más barata que las que encontramos en los hospitales (unos 300 euros frente a 33.000). El artilugio está diseñado para consumir la menor energía posible y mantenerse encendido hasta 24 horas sin electricidad gracias a una batería. La incubadora MOM todavía está en fase de estudio, su creador espera que se convierta en habitual en los campos en 2017, y acaba de recibir el premio Jame Dyson, valorado en algo más de 40.000 euros, que cada año se otorga a los “ingenieros del futuro”.

2. Bolsitas salvavidas



Niños etíopes reciben una ración de alimento en bolsas. / KIMBERLY FLOWERS (USAID)


Leche en polvo, cacahuete, aceite, azúcar. Ingredientes que podrían aparecer en la etiqueta de cualquier bote de crema de cacao, pero que en realidad han contribuido a salvar de la desnutrición a miles de niños afectados por terribles hambrunas. Los alimentos terapéuticos preparados, Plumpy Nut como marca comercial, son bolsitas que contienen una especie de pasta que aporta 500 calorías al niño. La idea surgió en la mente del doctor André Briend que tuvo su particular revelación cuando desayunaba Nutella. Bastan dos raciones al día de 92 gramos para alejar el fantasma de la desnutrición. Daniel Martínez, pediatra de Médicos Sin Fronteras (MSF), destaca que el uso de estos saquitos ha reducido en un 90% la hospitalización de los pequeños. “Antes se utilizaba la leche en polvo, que requería agua potable con la que mezclarla, algo de lo que no siempre se dispone, controles gigantescos y personal especializado”.


3. Piel con piel



Una joven dominicana cuida a su hijo con el método canguro. / ORLANDO BARRIA

El método canguro ha seguido en camino inverso al habitual. Nació de la escasez, de la falta de incubadoras para asistir a los recién nacidos con bajo peso. El pediatra colombiano Edgar Rey desarrolló en los setenta una, en principio, sencilla técnica que consiste en unir piel con piel a los bebés con uno de sus progenitores. El mecanismo se basa en tres componentes: control termal, de alimento y la posibilidad de una respuesta inmediata ante complicaciones. Daniel Martínez de MSF recuerda un caso de 2011, en un campo de refugiados en Kenia. “Ella era muy joven, 14 años, acababa de tener mellizos prematuros y no los aceptaba. Así que aplicamos la técnica canguro. Cuando se marcharon del hospital, pesaban dos kilos cada uno”. Martínez advierte de que no es tan fácil como apretujar al bebé contra el pecho un ratito: “Tienen que permanecer así al menos doce horas al día, muy pegados. Hace falta una enfermera que se ocupe de un máximo de cinco mujeres, porque ellas también necesitan apoyo”. Un estudio de Oxford Journals destaca que en la primera semana de vida se produce una reducción significativa de la mortalidad si se comparan los resultados de la técnica canguro con el cuidado estándar. “Si el método alcanzara una mayor cobertura a través de la implementación en los niveles más bajos del sistema sanitario, el millón anual de muertes de niños prematuros se reduciría sustancialmente”.

4. Nada mejor que el alimento materno



La lactancia materna mejora la salud de los niños. / C. BAUTISTA

Los estudios son unánimes en las ventajas de la alimentación materna. Reduce en el niño un 14% la probabilidad de tener un colesterol elevado y un 22% la de sufrir obesidad o sobrepeso. Favorece además una mejor presión sanguínea y un correcto desarrollo neurológico. En el caso de la madre, esta práctica disminuye el riesgo de sufrir cáncer de ovarios y mama y diabetes. Y sin embargo, la falta de una política de lactancia en la mayoría de los países y la desinformación son obstáculos para cumplir la recomendación de la OMS de alimentar exclusivamente de leche materna al bebé en sus primeros seis meses de vida. Algo que trata de promover a través de diferentes programas. En España la tasa de lactancia es del 68% en las seis primeras semanas de vida, una cifra que se desploma hasta el 24% en el primer medio año. Este índice varía mucho en función de los países, de su cultura y de la incorporación de la mujer a la vida laboral. En Estados Unidos el porcentaje de bebés que se alimentan exclusivamente de leche materna en los primeros seis meses es del 13%. En Ecuador este porcentaje se eleva hasta el 40%, en India, es del 46%, en Alemania es del 22% y en Mozambique del 36%. Todos los datos provienen de la base de datos de la OMS sobre la nutrición infantil que recoge las estadísticas nacionales de cada país.

5. La importancia de la vitamina A

Cuando se administra vitamina A a una población carente de ella, el riesgo de mortalidad infantil desciende entre un 12% y un 23%. Un dato aportado por Iniciativa micronutriente, una de las organizaciones que participa en el programa de Unicef destinado a reducir los efectos de la falta de este componente en los niños. La organización lo puso en marcha en 1997. La vitamina A es esencial para el funcionamiento del sistema inmunológico y la falta de ella es un problema mundial que afecta a 250 millones de niños en el mundo según la OMS. Desde que comenzó a abordarse el problema, el 70% de los menores de cinco años en los países prioritarios consume al menos dos dosis anuales de vitamina A. “Llevamos años intensificando estas campañas, combatir este problema nos puede ayudar a prevenir otras enfermedades como la diarrea o la polio”, explica desde Nueva York, Theresa Díaz, especialista en Salud de Unicef.

6. Ni un niño sin vacuna



Un niño recibe la vacuna contra el sarampión en Costa de Marfil. / OLIVIER ASSELIN (UNICEF)

Evitar las muertes de niños debido a enfermedades que a día de hoy tienen cura ha sido uno de los principales objetivos de todos aquellos que luchan contra la mortalidad infantil. Las inversiones del Banco Mundial para los países en vías de desarrollo han permitido la vacunación de casi 600 millones de niños entre 2003 y 2013. En Burkina Faso, por ejemplo, el 100% de la población ya cuenta con acceso gratuito a la vacunación y en Ghana esta cobertura ha ascendido al 79%. ¿Imaginan lo que significa que el sarampión pueda seguir siendo mortal en algunos países? En 2012 hubo 122.000 muertes por este motivo en todo el mundo. Catorce niños por hora fallecieron por una enfermedad curable. Sin embargo hay un motivo para la esperanza: las cosas han cambiado en la última década, la mortalidad por esta causa se ha reducido un 78% desde 2000 y hoy por hoy el 84% de los bebés reciben esta vacuna. “Aún no podemos comparar los datos con los de los países desarrollados, pero poco a poco estamos reduciendo esta brecha”, asegura Theresa Díaz. Más cifras para la esperanza. La poliomielitis se ha reducido en un 99%, en 2013 solo se diagnosticaron 416 casos. Siempre según datos de la OMS. Esta afección incide especialmente en los menores de cinco años, que pueden llegar a sufrir una parálisis que acabe causando la muerte. De 125 países en los que la enfermedad era endémica, hemos pasado a tres (Afganistan, Nigeria y Pakistán). En los últimos 26 años se ha vacunado contra esta enfermedad a más de mil niños al día, según Unicef.

7. Los antígenos llegan más lejos

La dificultad para trasladar las vacunas allí donde son necesarias o de conseguir que los niños lleguen hasta los centros donde se administran han supuesto un freno a su implantación. Sin embargo, en los últimos años se han desarrollado nuevos métodos para conseguir que las vacunas lleguen más lejos. Por ejemplo, ahora las de tétanos y meningitis pueden aguantar hasta cuatro días fuera de la cadena del frío y soportar temperaturas de hasta 40 grados. También se ha evolucionado en los sistemas para aplicarlas, como explica Daniel Martínez de MSF, que pone como ejemplo pharma-jet, un aplicador “semejante a un boli” que puede utilizar cualquier “personal sin un entrenamiento médico especial” y que reduce el riesgo de infecciones.

8. Redes contra el paludismo



Mosquitera impregnada en insecticida para luchar contra la malaria. / REVS+

Algo tan sencillo como una tela que cubre el lugar en el que se duerme puede salvar vidas. Y de hecho lo hace. El Banco Mundial repartió entre 2003 y 2013 150 millones de mosquiteros en los países más pobres para defender a los niños del paludismo o malaria. Esta enfermedad causa la muerte de una quinta parte de la población infantil en África. Las condiciones de vida allí dificultan en la mayoría de los casos una mínima protección contra los mosquitos, por eso, estas redes tratadas con insecticidas son fundamentales. Unicef asegura que la mortalidad infantil se puede reducir un 20% si se duerme con ellos. Según el Informe mundial sobre el paludismo 2011, el 96% de las personas que tienen acceso a mosquiteros, los utilizan. Y esto, junto con otras medidas, ha permitido que en los últimos 14 años se haya reducido un 25% el número de fallecimientos por esta causa. Sin embargo, cada 30 segundos muere un niño por malaria en el mundo. Uno de los avances, lo señala el pediatra de ISGlobal, Quique Bassat, actualmente en Mozambique: son los tests diagnósticos rápidos de malaria. Son pruebas baratas (cuestan menos de un dólar) y fáciles de usar. En pocos minutos, indican con exactitud al médico si está ante un caso de paludismo o si es una fiebre común.

9. Suero de rehidratación oral

En ocasiones, la solución está en casa. Aunque en los países en vías de desarrollo en los que no siempre hay un fácil acceso al agua, no sea tan sencillo. El suero de rehidratación oral puede fabricarse en casa uniendo agua hervida, azúcar y sal. “Con su distribución a amplia escala, la mortalidad asociada a diarrea ha caído de forma significativa en los últimos años”, afirma Bassat. Un estudio de la Universidad de Oxford asegura que este simple tratamiento puede reducir hasta en un 93% el número de muertes por diarrea, una afección que causa 1,7 millones de fallecimientos cada año.

10. La comadrona, la mejor aliada


Una doctora realiza un examen ginecológico en India. / SERENA DE SANCTIS

El momento del alumbramiento es crítico para muchas madres que siguen sin contar con la asistencia adecuada, porque no tienen acceso a ella o porque optan por una matrona no cualificada. Ante esta situación, Save the Children es tajante en su informe sobre comadronas de 2011 Missing Midwives: “Impedir que las mujeres y los niños mueran en el parto es un imperativo moral”. Numerosos estudios demuestran que aumentar el número y formación de matronas podría generar una rentabilidad 16 veces superior al dinero destinado si nos referimos a vidas salvadas y cesáreas evitadas. Según el informe El Estado de las Parteras en el Mundo 2014, elaborado por la ONU, más del 92% de todas las muertes maternas y neonatales se producen en 73 de los 75 países más pobres, pero solo el 42% del personal para atender a las mujeres en el parto se concentra en estas zonas. La falta de acceso a estructuras médicas y en algunas ocasiones, una fuerte tradición de parteras tradicionales, impiden una correcta atención a las mujeres a la hora de dar a luz. El informe de la ONU recoge también que 20 de esos países han aumentado la contratación de parteras y 13, han preparado planes para regular esta labor.

11. Cilindros de oxígeno

La falta de oxígeno (hipoxia) es una causa importantísima de fallo respiratorio y muerte en los niños en sus primeros días de vida. Es un fenómeno que se encuentra muchas veces relacionado con otras graves afecciones que sufre la infancia. Para solucionar este problema hay dos opciones con sus ventajas e inconvenientes. A menudo el aire se administra mediante grandes cilindros, caros, y costosos de gestionar. “Los concentradores de oxígeno lo "fabrican" a partir del aire, y por tanto son una fuente teóricamente inagotable, son caros, pero salen a cuenta cuando usados regularmente”, explica Quique Bassat. El problema: es necesaria una red eléctrica fiable que no en todos los países en vías de desarrollo existe.

12. La advertencia del brazalete

Un sanitario monitoriza el estado de nutrición de un niño en Sudán del Sur. / UNICEF


Once centímetros son los que miden la frontera entre la vida y la muerte. Los brazaletes MUAC (por sus siglas en inglés) consisten en unos sistemas de medición del antebrazo para determinar instantáneamente el grado de desnutrición de los niños inferiores a cinco años. El rojo representa el riesgo más severo. Daniel Martínez, de MSF enumera las ventajas de este sistema: “Supone un gran ahorro de tiempo en momentos de sobrecarga de trabajo y evita problemas como el ajuste de la báscula”.


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3 de enero de 2015

Ébola en 2014: La vergonzosa respuesta internacional ha costado la vida a miles de personas


Médicos Sin Fronteras hace balance anual de la crisis de Ébola y advierte de que la epidemia sigue fuera de control y de una falta de respuesta eficaz y adaptada sobre el terreno. La lenta y escasa respuesta al brote de Ébola durante al año 2014 ha puesto de manifiesto la falta de voluntad política de los países con más recursos. Así lo ha manifestado Médicos Sin Fronteras (MSF), organización médico-humanitaria que, desde comienzos de año, advirtió de la severidad de una epidemia que a día de hoy sigue fuera de control en África occidental.


MSF acudió a Guinea en marzo para actuar contra el brote de esta fiebre hemorrágica que, por primera vez, surgía en África occidental. El Ministerio de Salud cifró entonces en 59 las muertes a causa de la enfermedad. Además, comenzó a realizar el seguimiento en países vecinos: Sierra Leona y Liberia.

En abril, Médicos Sin Fronteras avisó de que aquella era una crisis sin precedentes. Por varios motivos: era la primera vez que afectaba a un país de aquella zona, se estaban dando casos simultáneamente en diferentes lugares del país, y había llegado a ciudades muy pobladas. La cepa del virus, además, resultó ser la Zaire, la más agresiva y mortal. Y pronto comenzaron a reportarse casos en Sierra Leona y Liberia.

Para junio, enfermos de Ébola habían sido identificados en 60 lugares diferentes de los tres países afectados. La epidemia estaba fuera de control y Médicos Sin Fronteras era la única ONG que facilitaba tratamiento a los enfermos. Para la organización resultó imposible responder a la gran cantidad de nuevos casos y nuevos focos.

MSF construían nuevos centros de tratamiento y facilitaba a los ministerios de salud material para apoyar la construcción de otros, además de organizar programas de capacitación. La organización, desbordada, reclamó ‘una movilización regional excepcional’ para controlar la epidemia ya que las autoridades políticas, religiosas y los líderes de la sociedad civil estaban fallando a la hora de reconocer la magnitud de aquella crisis.

Era necesario un esfuerzo de la OMS y de los países fronterizos y lejanos que pudiesen aportar y desplegar en la zona los recursos necesarios acordes a la epidemia. La financiación era importante, pero sobre todo eran necesarios hospitales, personal médico cualificado y formado sobre cómo tratar el Ébola, y recursos humanos para intensificar el seguimiento de los contactos entre pacientes sospechosos, además de realizar actividades de sensibilización entre una población desbordada y vencida por el miedo y el desconocimiento.

En julio, durante una reunión en Accra, Ghana, MSF insistió a la OMS, a 11 ministros de la región, y a varias organizaciones internacionales en tomar medidas para aplicar de manera efectiva todas sus promesas. Para agosto, y ante el imparable avance del virus, MSF continuó ampliando sus proyectos en los países afectados, además de comenzar a apoyar de forma técnica a las autoridades en su lucha contra el Ébola en las ciudades de Lagos y Port Harcourt, en Nigeria, y en Dakkar, Senegal, lugares a los que había llegado el brote a finales del mes de julio y hoy ya libres del virus, gracias a la rápida respuesta y a las mejores infraestructuras sanitarias.

MSF gestionaba entonces cinco centros de aislamiento con un total de 415 camas, y empleaba a 1.800 trabajadores locales. Sin embargo, seguía al límite de su capacidad. El número de pacientes aumentaba a un ritmo mucho más rápido del que los equipos podían gestionar. Pese a que a comienzos del mes la OMS había declarado este brote como ‘emergencia sanitaria internacional’, la respuesta internacional seguía siendo nula y desde la organización se incidía en lo desolador que resultaba que cinco meses después de la declaración del brote, se iniciasen entonces las discusiones sobre liderazgo y coordinación internacional.



La OMS publicó su hoja de ruta para acabar con el brote en seis o nueve meses, mientras la crisis del Ébola había pasado a ser una crisis humanitaria que necesitaba otro tipo de respuesta a gran escala: gran parte del sistema sanitario de los países afectados había dejado de funcionar debido al miedo de los médicos, enfermeros y pacientes al virus. La gente moría a causa de enfermedades prevenibles, accidentes, malaria o partos desatendidos o mal practicados.

El 2 de septiembre, la Dra. Joanne Liu, presidenta internacional de MSF, reclamó ante las Naciones Unidas el despliegue urgente de equipos internacionales especializados en amenazas biológicas. El fracaso de los líderes mundiales frente a la epidemia era inaceptable, y la crisis quedaba al cargo de ministerios de salud sobrecargados y en ONG como Médicos Sin Fronteras, que no podían responder de la manera adecuada. “El mundo está perdiendo la batalla contra el Ébola”, dijo entonces.

En el terreno, la situación seguía al límite. Pese a que MSF seguía aumentando sus centros de tratamiento, los pacientes formaban colas en las puertas de los mismos, y la organización, desbordada, comenzó a hacer algo que jamás en su historia había hecho: mandar a gente enferma de vuelta a sus hogares.



El 18 de septiembre el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas declaró la epidemia como “una amenaza para la paz internacional”. Con la llegada de casos de Ébola a EE.UU o España, se dispararon las alarmas en los países con más recursos. El virus, que hasta entonces había sido casi obviado por los gobiernos, las sociedades y los medios de comunicación occidentales, ocupaba entonces todas las portadas y los debates en los congresos. MSF incidía mientras tanto en que para evitar más casos como aquellos, había que enviar ayuda y recursos a los países más afectados por el brote. El foco del problema permanecía y permanece en África occidental.

El 9 de septiembre, MSF pidió a través de una carta al Gobierno español el envío de recursos y personal cualificado, el establecimiento de un puente aéreo en Canarias y apoyo en las evacuaciones médicas del personal que pueda infectarse durante la lucha contra epidemia. Peticiones que, a día de hoy, no han tenido respuesta ni se han visto implementadas, pese a que el 25 del mismo mes el Pleno del Congreso de los Diputados realizó una declaración institucional aprobada por todos los grupos parlamentarios instando al Gobierno a utilizar todos los medios disponibles para unirse a la respuesta internacional al brote de Ébola en África occidental.

En octubre, diversos informes de la OMS lamentaban la falta de camas, de equipos médicos y de laboratorios de análisis, así como la falta de compromiso por los actores internacionales para llenar los vacíos que existían sobre el terreno. Otros informes hablaban del crecimiento exponencial y sobre la previsible duplicación de casos en periodos de 20 días y lanzaban previsiones aterradoras para 2015. “No hacía falta escribir estos artículos epidemiológicos; si los líderes políticos tuvieran un mínimo de sentido común entenderían que los retrasos de semanas en la ayuda aumentan exponencialmente los casos y las necesidades” afirma José Antonio Bastos, presidente de MSF España. “Si el mundo hubiera respondido con contundencia desde el principio, hubiésemos frenado el brote hace ya meses. Se han perdido miles de vidas por culpa de una respuesta internacional lenta, descoordinada y mal adaptada”.








Mientras la ayuda internacional llega poco a poco, la epidemia sufre variaciones, y la respuesta carece de adaptación para cubrir esos cambios, como ya indicó la organización en noviembre. A comienzos de diciembre, tras anunciar que albergará ensayos para tratamientos experimentales de Ébola en tres de sus centros en África Occidental, MSF advirtió del riesgo de un posible doble fracaso en la respuesta internacional al Ébola, ya que los Gobiernos extranjeros se han centrado principalmente en la financiación o en la construcción de centros de tratamiento, dejando que sean las autoridades nacionales o las ONG quienes los doten de personal, a pesar de que no siempre cuentan con la experiencia necesaria para hacerlo. Además, factores esenciales para una respuesta al Ébola como la sensibilización y la aceptación de la comunidad, los enterramientos seguros, la localización de contactos o la alerta y vigilancia que siguen faltando en algunas zonas de África occidental.

“Un año después, estamos por detrás de la epidemia, pese a que el Ébola es una enfermedad que, si se ponen los recursos adecuados sobre el terreno, no es compleja de erradicar”, asegura Bastos. Y advierte: “La epidemia debería terminar en 215, pero dependerá de los esfuerzos de la comunidad internacional que esto ocurra más pronto o más tarde. Miles de vidas se han perdido ya. Debemos evitar que otros seres humanos corran la misma suerte”.