Fuente: El País
El Haiyan protagoniza la apertura de la 19 Cumbre del Clima de Varsovia
Juana Viúdez
El impacto del cambio climático en fenómenos tan devastadores como el tifón que ha arrasado parte de Filipinas
emocionó ayer a los más de 190 países participantes en la 19 Cumbre del
Clima, que arrancó en Varsovia. Los asistentes a la sesión inaugural
tuvieron un recuerdo para el país, devastado por este tifón de fuerza 5,
la mayor conocida, y la secretaria general de la Convención Marco de
las Naciones Unidas, Christiana Figueres, lo vinculó con el
calentamiento global. “Nos reunimos con el peso de dos realidades
sombrías: somos los primeros humanos que respiran 400 partes por millón
de CO2 con cada inspiración (...) lo segundo es el devastador impacto
del Tifón Haiyan”, dijo.
Yeb Sano, comisionada filipina para el clima, reclamó a los países
desarrollados un compromiso de financiación de las medidas contra el
cambio climático y que apoyen a los damnificados por las catástrofes
naturales. “Filipinas
es el segundo país más vulnerable por el calentamiento global, con 22
tifones anuales de media, algo insostenible que genera daños imposibles
de sufragar”, destacó la delegada según Efe. Uno de los retos de esta
cumbre, que terminará el 22 de noviembre, es lograr financiación para
compensar por los daños que las emisiones de países industrializados
provocan en los países en vías de desarrollo.
Los expertos subrayan la importancia del calentamiento de los océanos
en la formación de los tifones, algo relacionado con las emisiones de
dióxido de carbono a la atmósfera, pero este no es el único elemento que
interviene. “El mecanismo es complejo, es un puzzle complicado, también
entra en juego, por ejemplo, la estabilidad de la atmósfera”, explica
Ángel Rivera, meteorólogo del Estado y exportavoz de la Agencia Estatal de Meteorología.
“La intensidad de los ciclones tropicales depende principalmente de
dos factores: la temperatura de la superficie del océano y la cizalla
vertical del viento (diferencia de intensidad del viento entre niveles
bajos y niveles altos de la troposfera). Cuanto mayor es la primera y
menor la segunda, más intensos son”, detalla Manuel de Castro,
Catedrático de Física de la Atmósfera de la Universidad de Castilla-La
Mancha.
Para este investigador, participante en el último informe científico del IPCC (panel de expertos del cambio climático de la ONU),
está claro que el primero de los elementos interviene en la
intensificación del calentamiento global proyectado para mitad y final
de este siglo. “Respecto al segundo, se tienen evidencias de que en esa
zona del Pacífico occidental hay un efecto asociado a la concentración
en el aire de aerosoles (partículas) emitidos en su mayor parte desde el
sur de Asia (China principalmente), que tiende debilitar los vientos en
altura”, añade.
La gran incertidumbre que rodea a las causas de un evento climático
extremo impone prudencia. “Desde el punto de vista científico no cabe
atribuir la formación de ese terrible tifón a nada en concreto”, añade,
aunque exista esa “correlación estadísticamente significativa” entre la
frecuencia de ciclones extremos en esa región del Pacífico occidental y
la contaminación por aerosoles.
Los tifones necesitan aguas del mar con temperaturas por encima de 28
grados centígrados. “En los días previos a la formación las aguas
llegaron a estar a 31 grados centígrados”, aporta Jorge Olcina, director
del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante. “Es un país que no puede crecer debido a los peligros naturales que le afectan. Está condenado a la pobreza”, añade Olcina.
El climatólogo Jonathan Gómez Cantero echa de menos la ayuda de
grandes potencias. “Es un evento muy intenso, pero el problema principal
es la pobreza y la desigualdad, si se hubiera formado a los ciudadanos
se habrían alejado de la costa y se habrían evitado víctimas”,
contempla.
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