Entendiendo que la salud es un
proceso social, comparto con ustedes el post del blog África no
es un país del periódico el País.
En este post se muestra los logros obtenidos en la lucha contra el
VIH/SIDA mediante trabajos comunitarios, la comunidad y la familia son
una red de apoyo clave y una institución social en torno a la cuales se
construyen todas las demás instituciones, experiencia que debemos mantener para
consolidar el objetivo de Llegar a cero: Cero nuevas infecciones por el VIH.
Cero muertes relacionadas con el SIDA. Cero discriminaciones. Tema del Día Mundial del SIDA 2012 de la OMS.
El primer escalón hacia una generacion libre de sida
Autores invitados: Mqondisi Mnkandla (joven activista) y Meluleki Nyathi (antropólogo
y responsable de Comunicación Comunitaria de MSF). Thsolotho (Zimbabue).
Soy Mqondisi
Mnkandla, un joven activista contra el sida y vivo en Bulawayo,
la segunda ciudad más grande de Zimbabue. Formo parte del Mpilo
Teen Club, un grupo de apoyo de adolescentes con VIH. En la lucha contra el virus,
la comunidad ayuda a crear un espacio para desvelar la condición de
seropositivo y una zona acogedora en la que las personas infectadas y afectadas
pueden hablar abiertamente sobre cuestiones relativas a su generación. La
comunidad es vital a la hora de ofrecer su consejo tanto a jóvenes como a
ancianos. Al principio, cuando uno descubre su condición, la comunidad es un
pilar de apoyo que ofrece atención, aconseja y da su amor a los pacientes formando
estructuras de atención comunitarias.
Las comunidades asesoran a las personas y participan en
campañas de sensibilización, abriendo los ojos de la gente. Al estar rodeado
por una comunidad efectiva que me apoya y acoge con afecto me he tenido la posibilidad
de conocer a personas, organizaciones y servicios que han contribuido a mejorar
mi vida y la de aquellos a mi alrededor.
Las personas diagnosticadas con el virus son aceptadas en
sus comunidades, entendiendo que ellas constituyen un grupo importante que va a
ayudar a detener la propagación del virus.
Promoviendo la participación de niños y jóvenes en los
sistemas de grupos de apoyo, animan a compartir conocimiento. De esta forma, cuando
uno es seropositivo las oportunidades de sobrevivir son las mismas que las de
las personas negativas. Como adolescente con VIH pude viajar
el pasado julio a EEUU para participar en la Conferencia Mundial del Sida,
una oportunidad para ser la voz de los sin voz y para construir un mundo mejor donde
la gente acepte que el virus es una enfermedad como cualquier otra.
Coro Mpilo Teen Club
Como bien ha explicado Mqondisi, mi compañero de
artículo, la comunidad y la familia son una red de apoyo clave y una
institución social en torno a la cuales se construyen todas las demás
instituciones. He podido comprobar el interés, la aceptación y la compresión
que generan los programas grupales en las comunidades.
La aportación de la comunidad no puede subestimarse
cuando se implementan programas médicos y otros programas de emergencia.
Otorgar roles para ser parte de la solución, en lugar de ser parte del
problema, empodera.
En Tsholotsho, la zona
rural donde trabajo al este de Zimbabwe, predominan las familias extensas,
varias generaciones viven juntas, bien como una sola entidad o como grupos en
el vecindario, formando así una estrecha red de relaciones. Desde el punto de
vista de un forastero, las unidades familiares parecen entidades individuales.
Sin embargo, un examen minucioso muestra que se trata de una red de relaciones.
Es una comunidad de personas.
Los grupos de apoyo en Tsholotsho se han construido en
torno al concepto de comunidad y así se han ido desarrollando y marcando hitos
a lo largo de los años. En la actualidad, hay unos 300 grupos de apoyo para
personas VIH-positivas en el distrito. Las redes de grupos de apoyo ya inician e
implementan actividades por su cuenta; los grupos con más experiencia forman a
otros. Ahora la gran mayoría de grupos son autosuficientes.
Dirigirse a las personas de forma individual raras veces
da resultados positivos. Las mujeres a las que van destinados los programas de prevención de la
transmisión del virus del VIH de madre a hijo no necesariamente toman
decisiones “individuales”. Las suegras tienen algo que decir sobre las decisiones
que sus nueras toman en salud reproductiva. Suegras, tías y otras mujeres
importantes en la familia tienen más influencia sobre decisiones vitales de las
mujeres que sus propios maridos.
La mayor parte de programas comunitarios que hemos llevado
a cabo se basan en este concepto. La mayoría de nuestros programas que tenían
por objetivo prevenir la transmisión del VIH de madres a hijos se han dirigido
a suegras y tías quienes tienen un gran poder de atracción en las sociedades
patriarcales. Son las autoridades en materia de salud sexual y reproductiva y
ellas son el primer escalón que hay que subir para lograr una generación libre
del VIH.
Otro de los aspectos que juegan un papel muy importante
en las vidas de las personas de Tsholotsho, en particular, y de África en
general, es la religión. Por tanto, los líderes tradicionales y religiosos
también son un componente muy importante de los programas si queremos tener el
máximo impacto. Nos hemos dado cuenta que la influencia religiosa y tradicional
es determinante para adoptar buenos comportamientos a la hora de buscar
atención sanitaria.
Trabajar junto a los líderes religiosos y tradicionales
ha ayudado a derrumbar creencias, mitos y opiniones sobre la fuente de las
enfermedades y sobre aspectos curativos y tratamientos. De esta forma hemos
encontrado la forma de acomodar la medicina moderna o biomedicina.
Ahora, el proyecto de Tsholotsho disfruta de la
colaboración tanto de instituciones religiosas como tradicionales en la lucha
contra el VIH/sida. Las iglesias y sanadores tradicionales se han integrado a
esta lucha y es interesante observar que en la actualidad son proactivos y
toman la iniciativa.
La experiencia nos ha enseñado que los enfoques
individuales no tienen cabida en nuestras comunidades.
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