Los seres humanos nos reconocemos entre nosotros.
Reconocernos
entre nosotros implica aceptarnos como iguales. Es decir, aceptamos que
los otros tienen al menos los mismos derechos que nosotros. Este
reconocimiento es cuestión central en el desarrollo de la civilización y
sus antecedentes remotos pueden seguirse en las normas de hospitalidad
que todavía perviven en las sociedades primitivas. La hospitalidad
implica reconocer al otro como igual, y ser altruistas. Dos
características, el reconocer al otro como igual y la hospitalidad, que
están en el corazón del sistema sanitario.
Los
seres humanos nos reconocemos entre nosotros y por ello atribuimos una
serie de derechos básicos a los demás, los mismos que reclamamos para
nosotros. Son los derechos humanos, inherentes a la persona,
irrevocables, inalienables, intransmisibles e irrenunciables. Son
derechos universales e independientes de contextos culturales,
geográficos y sociales. Como tales derechos tienen historia milenaria,
desde la antigua Mesopotamia al menos, pero en su formulación moderna
fue clave la respuesta al contacto de los conquistadores españoles con
los indígenas americanos. A estos se les atribuyó la ciudadanía
castellana en el siglo XV por más que muchos fueran incluso masacrados y
esclavizados y en todo caso explotados. Vale la pena recordar que tal
ciudadanía se les negó a los aborígenes en Australia y Canadá hasta la
mitad del siglo XX (además, también fueron explotados y masacrados).
El
sistema sanitario público de cobertura universal hace efectivo el
derecho humano de protección y promoción de la salud y de prevención y
atención de la enfermedad y de la muerte. Los políticos de los partidos
gobernantes en España durante la crisis que no cesa pretenden eliminar
este derecho humano. Pretenden que la víctima (el Estado de bienestar)
pase a culpable, al tiempo que ocultan a los culpables (la codicia sin
freno ni control, la burbuja inmobiliaria, los bancos y cajas de ahorros
gobernados irresponsable e impunemente)
Cáncer de escroto en deshollinadores
El
cáncer de escroto en deshollinadores londinenses fue el primer cáncer
con una causa identificada. Lo describió Pott en 1775, al tiempo de
escribir sobre las penosas condiciones de los niños que trabajaban como
deshollinadores de angostas y calientes chimeneas. Su pequeño tamaño
explicaba su contrato temprano, entre los cuatro y siete años.
Realizaban su trabajo muchas veces a palos, pinchados o quemados para
forzarlos a introducirse en pasajes imposibles, de forma que no era rara
su muerte por asfixia o el acabar con graves deformidades. Pasaron 65
años hasta que se prohibió de hecho la explotación de los niños
deshollinadores, en 1840. El miedo a los incendios justificó la
explotación inmisericorde de los niños pese a la legislación que intentó
protegerlos desde 1888. Un poema de William Blake relata la vida de un
niño deshollinador, vendido cuando su lengua apenas sabía llorar y
sollozar, que soñaba con niños como él, muertos en el trabajo y
enterrados en ataúdes negros, que en el cielo eran bañados y recuperaban
su blanca piel para ascender entre las nubes.
Pasaron 150 años hasta que se pudo demostrar experimentalmente el carácter cancerígeno de los componentes del hollín.
Los
políticos de los partidos gobernantes (PP y CiU pero sin olvidar al
PSOE) son seleccionados antidemocráticamente por dichos partidos,
aparentemente por su docilidad, endeblez mental, miedo al poderoso y
sensibilidad a la corrupción. En listas cerradas logran sus poltronas,
sin más méritos personales que la "obediencia debida".
Estos
políticos han visto mucho cine gringo, de Walt Disney, y su nivel
cultural lo demuestran con su conducta impropia y las expresiones
malsonantes que se intercambian en los distintos parlamentos (y fuera de
ellos). Vieron en sus infancias "Mary Poppins", y la ven con sus hijos y
sobrinos, y creen en la imagen edulcorada de los niños deshollinadores
de Londres. Pretenden ignorar la brutal explotación infantil, el
avasallamiento de derechos humanos. Tararean "Chim, Chim, Cher-ee" como
si fuera un himno. Y es su himno, el himno de los que pretenden borrar
dos siglos de historia y retrotraernos al capitalismo salvaje, al
comienzo de la primera revolución industrial, la que logró destruir el
trabajo independiente de los artesanos y cuyo símbolo fue la fábrica
donde se agruparon los trabajadores, con los niños atados a las máquinas
para que no perdieran el tiempo jugando.
El
"que se jodan" de la diputada deslenguada se entiende en el contexto de
aplausos con los que los parlamentarios festejan las medidas que
recortan derechos humanos sin pudor. Aplauden las reformas laborales que
nos lleva a seis millones de parados. Aplauden presupuestos que
recortan sin fundamento la educación, la investigación y la sanidad.
Pretenden sangrarnos; son como vampiros. Trabajan para sus dueños, los
poderosos banqueros y especuladores que asisten con placer a la batalla
contra el pueblo y jalean y animan a sus peones, los políticos que nos
gobiernan. Estos políticos venderían su alma al diablo, pero no siendo
posible nos venden a médicos y a pacientes, a maestros y a niños, a
investigadores y a la ciencia.
La virginidad masculina es 260 veces más barata que la femenina
En
2009 un australiano empezó a buscar vírgenes de ambos sexos. La idea
era realizar un documental sobre la subasta de la virginidad y la
pérdida de la misma. Finalmente lo logró en 2012 y organizó una subasta
electrónica. Por la virginidad de una brasileña ofreció el máximo,
780.000 dólares, un japonés. Por la virginidad de un ruso ofreció el
máximo, 3.000 dólares, una brasileña. Ambos darán cumplimiento al
contrato de forma que se pueda completar el documental.
Dentro
de su plan de batalla contra el pueblo español no es descartable que
los políticos hayan leído la noticia y estén echando cuentas en esta
crisis interminable. A tantas españolas vírgenes, tantos millones de
euros. A tantos españoles vírgenes, lo mismo dividido por 260. Claro, se
vende la virginidad del pene, de forma que si se vendiera la del ano a
lo mejor la cosa cambiaba y se incrementaba dios sabe cuánto.
No
es una locura. Locura fue que el PSOE y el PP cambiaran en horas,
durante un verano, la inviolable y virgen Constitución. Y lo hicieron.
No tuvieron ni tienen freno ni vergüenza, ni límite ni razón. Es ajustar
cuentas con la población, es destruir el Estado de bienestar haciéndolo
pasar por culpable.
Así
está cayendo la sanidad, con recortes de carnicero ni siquiera de
cirujano. Son carniceros estos políticos que batallan contra el pueblo,
que incrementan el gasto en material antidisturbios en un 1.780%
(http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/30/economia/1351613307.html)
al tiempo que pretenden convertir en delito hasta este texto, no
digamos la resistencia pacífica. Hay necesidad de policías en todos
lados cuando no hay justicia en ninguna parte.
Se
destruye el sistema sanitario con copagos vergonzantes y sinsentido,
con rebajas salariales a médicos y profesionales, con limitaciones
horarias de prestación de servicios, con ventas al mejor postor del
patrimonio sanitario, con la cesión de la gestión a los mismos fondos
buitres que nos hunden en lo económico y con otras medidas insultantes
similares. Perdemos la dignidad y los derechos humanos. Pretenden que
pasemos por horcas caudinas, pretenden que perdamos la dignidad. Es hora
de que los indignos políticos que desarrollan estas políticas tengan
enfrente la dignidad tanto de médicos como de pacientes. Es hora de la
desobediencia civil.
En
tiempos de crisis económica y social necesitamos más sistema sanitario
público, mayor cobertura y mejores servicios, justo lo que están
destruyendo estos políticos en guerra contra su pueblo.
Juan Gérvas (jgervasc@meditex.es) es médico general y promotor del Equipo CESCA (www.equipocesca.org) @JuanGrvas
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